Lugar: Restaurante Laverónica
Dirección: Calle Moratín 38 – Madrid
Teléfono: 91 429 78 27
Web: www.restaurantelaveronica.com
Esta semana nos trasladamos al madrileño Barrio de las Letras para contaros el cambio radical que ha experimentado La Vaca Verónica tras 25 años. Un look muy diferente, una carta nueva adaptada a los tiempos y hasta un cambio en el propio nombre del restaurante que deja la vaca atrás para convertirse en Laverónica.
Hace 25 años que Tati Casado comenzaba su aventura en un local de la calle La Verónica para posteriormente trasladarse a la ubicación actual en el número 38 de la calle Moratín. En el nuevo proyecto Laverónica, Tati ha unido sus fuerzas a las de su sobrina Mariana Gyalui que proviene del mundo de la música.
El cambio de imagen del local es impresionante, paredes blancas sobre las que podemos apreciar diferentes obras de arte, una majestuosa lámpara Atomic de Robert Hausmann con 100 puntos de luz graduables o una estera de esteras de esparto de mas de ochos metros de largo por dos de alto. El color amarillo de antaño ha pasado ha formar parte del logo y de los manteles de papel y de su vajilla multicolor.
La carta de Laverónica está basada en una cocina de tradición renovada en la que se da protagonismo al producto por encima de todo. Platos de siempre comparten cartel junto a otros nuevos.
Con un caldito de pollo que nos pusieron de aperitivo y media ración de escabeche suave de pollo y berenjenas comenzamos el festín.
Imprescindible su tartar de salmón y aguacate que lleva toques de wasabi y jengibre. Jugoso, equilibrado, riquísimo. Te lo dan a probar antes de servir como mandan los cánones.
Continuamos con otro de esos platos que hay que apuntarse, las albóndigas de gambas y sepia, puro sabor de las albóndigas que dan paso a una de mis actividades favoritas en la mesa, el momento “barquito” en el que pan y salsa se convierten en los mejores amigos.
Y llegó el turno del clásico atemporal, la pasta fresca con carabinero, un plato que lleva 25 años en la carta y que está buenísimo. La ración es muy generosa perfecta para compartir. Primero la presentan en la mesa y posteriormente a la vista del comensal el camarero pela el carabinero y junto con su jugo lo añade a la pasta.
Terminamos el recorrido por los principales con otro clásico, la entraña de vaca al grill acompañada de patatas fritas. Un buen corte de un buen producto que es siempre una buena opción para los carnívoros.
De postre, Un helado casero de higos secos muy agradable y la tarta Maruja de chocolate blanco y negro con frambuesas y una tarta de queso que terminan con galletas María. Sin duda me quedo con la de chocolate blanco.
La carta de vinos corta pero suficiente con unas 25 referencias aproximadamente a precios de mercado.
El servicio es amable y voluntarioso y donde todo se potencia cuando la propia Tati una vez terminado el servicio pasea por las mesas para interesarse por como ha ido. Nosotros tuvimos la oportunidad de charlar un rato con ella y da gusto la pasión que transmite en lo que hace.
El precio de una comida está en torno a los 35-40 Euros por persona que me parece un precio más que correcto para el nivel gastronómico que tiene Laverónica.
Me llamaron la atención las tartas que había en una mesa contigua y nos comentaron que en esta nueva etapa buscan que el local mantenga su actividad de forma ininterrumpida tras las comidas ya sea para tomarse una copa, una merienda o con el cada vez más de moda afterwork.
Si tenéis pensado un plan por el barrio de las Letras, acercáos a Laverónica que os va a gustar. Sin duda la incluyo entre las recomendaciones del blog.
No podías haber descrito mejor el lugar…¿cuándo repetimos?
Gracias Ana
Volvemos cuando quieras a darnos otro homenaje
Pedimos lo que recomiendas y todo muy rico aunque se echaba de menos algo más de ambiente en el local