Acabamos de regresar de hacer el sexto crucero y está vez decidimos probar el sistema “Freestyle” de la NCL en su recorrido por el Báltico, saliendo de Dover.
La satisfacción de cualquier crucero depende de muchos factores como son las escalas, la gente que conoces en el barco, etc. Por ello y teniendo en cuenta que el recorrido es espectacular (lo comentaré mas adelante en otros artículos) y la gente con la que hemos coincidido ha sido muy divertida, es difícil ser objetivo en lo que al barco se refiere. No obstante, y siempre comparándolo con cruceros anteriores en otras compañías (Costa Cruceros, Pullmantur y MSC) el Freestyle sale perdiendo en la comparación.
Para los que no lo conozcan, el Freestyle vende la idea de poder hacer todo a tu aire sin mesas ni horarios para las comidas y cenas, ni vestuarios recomendados, así como la posibilidad de probar diferentes restaurantes de especialidades gastronómicas por un pago adicional.
El Jewell es un barco del año 2005 con una capacidad para 2.376 pasajeros. Tiene una decoración chillona y el idioma oficial es el inglés. Si bien se puede encontrar algunas personas de la tripulación que hablen español, son muy minoritarias.
Si hay algo que me ha llamado la atención de manera surrealista, es la obsesión por la limpieza de manos con una especie de gel que te echan un montón de veces al día, así como las recomendaciones sobre no darle la mano a nadie y los comentarios sobre enfermedades estomacales en el orden del día. Supongo el propietario de la compañía debe ser una especie de excéntrico a lo Michael Jackson y que no hace que la gente vaya con mascarilla por el barco porque perdería la clientela.
La parte de espectáculos nocturnos es correcta, si bien está totalmente enfocada al público anglosajón. La animación diurna brilla por su ausencia (es uno de los puntos mas flojos del barco).
No existe la figura del “host”, que en otras compañías es la persona encargada de informar y resolver dudas a los pasajeros en los diferentes idiomas.
En la parte de los restaurantes, el modelo da más posibilidades que otros barcos pero siempre pagando extra ya que la parte gratuíta es mucho mas floja en cuanto a comida y servicio que cualquier otro crucero ( por ejemplo el servicio del buffet es lamentable, ya que jamás he visto un restaurante de este tipo en el que haya mas platos sucios sobre las mesas y haya que sentarse lejos, y que cuando vuelvas a por el postre ya esté cerrado). Para los que nos gusta el modelo tradicional de crucero, se echa de menos las cenas de gala, la cena del capitán, así como los buffets de medianoche que salvo un día que hacen la fiesta del chocolate, no existen.
Como positivo en la parte de restaurantes de especialidad, destaca el Steak House un estupendo restaurante en el que por 20$ puedes comer una magnífica carne que no tiene nada que envidiar un restaurante de la calle. Por 25$ se puede asistir a una cena Tepantakki que está muy bien. Junto a estos dos que para mi son los mas destacados, hay un restaurante francés que no está mal, y un mexicano, un chino, un sushi bar o un italiano por los que no merece la pena pagar un extra.
En conclusión, creo que la diversidad y el tener diferentes posibilidades aunque sean de pago, siempre es interesante ya que te genera opciones, el problema en este barco es que la destinación del personal a los diferentes restaurantes, resta servicio en el resto de las áreas, y el hecho de que la propina no vaya directamente vinculada a un camarero que se te ha asignado desde el principio, hace que no se esfuercen de la misma manera.
A la hora de recomendarlo, no es en cualquier caso una cuestión de ser mejor o peor si no diferente, ya que si lo que quieres es probar cada día un restaurante distinto y no te convence demasiado lo de compartir mesa, lo recomiendo sin duda. En cambio, si te gusta la idea tradicional de los cruceros con noches de gala, cena del capitán y que todo esté incluído en el precio, recomendaría otra compañía.
Totalmente de acuerdo a mi el restaurante de la carne me pareció espectacular
El tema del freesyle tiene sus ventajas e inconvenientes como todo pero lo de la decoración tanto exterior como intrerior de los bascos de la NCL no tienen nombre. Es un insulto al buen gusto.