Lugar: Restaurante El lagar de Isilla
Dirección: Calle Isilla 18 – Aranda de Duero – Burgos
Teléfono: 947 51 06 83
Permite Reserva online Atrapalo
Web: www.lagarisilla.es
Hace unos días que os comentaba la visita a las bodegas El Lagar de Isilla y su Hotel Enológico y hoy vamos con el restaurante del mismo grupo que al fin y al cabo es el origen de todo.
Se encuentra situado en una de las calles peatonales del centro turístico de la ciudad burgalesa de Aranda de Duero.
Una terraza con barricas a modo de mesa para cuando hace buen tiempo y entramos al local.
Nada más entrar a la izquierda hay unas escaleras que conducen a la bodega histórica, una serie de galerías a 12 metros de profundidad con mas de 5 siglos de antigüedad y que merece la pena visitar. Se puede visitar de manera gratuíta independientemente de que se consuma o no en el establecimiento.
El local se divide en dos partes, el mesón, con algunas mesas a la derecha y una amplia barra para tapear. Los días que hemos estado siempre estaba muy concurrido. Nosotros tuvimos la oportunidad de probar alguna tosta y merecen la pena.
Al final del mesón y nos encontramos con el restaurante propiamente dicho. Cuenta con dos salones, uno en la planta baja con gran capacidad y otro en la planta superior reservado para grupos y catas.
Tiene la típica decoración castellana de los asadores con un predominio de la madera.
Tiene una amplia carta en la que me llamaron la atención sus especialidades micológicas con la que seguro disfrutarán los amantes de las setas y demás hongos y algunos otros platos que tenían muy buena pinta pero en nuestro caso teníamos claro lo que íbamos a comer y optamos por el llamado menú castellano.
De primero, una sopa castellana que viene muy bien para empezar, seguida de unos pinchos de morcilla y chorizo muy apropiados.
A continuación te ponen una ensalada de pimientos asados con anchoas y bonito que estaba riquísima.
El plato principal como no podía ser de otra manera, el lechazo asado en horno de leña que viene acompañado de ensalada verde y que está delicioso.
El menú castellano también lleva el postre y sinceramente no le tiene que envidiar nada a los platos anteriores porque la tarta de hojaldre con crema y nata es una de las mejores que he probado.
Para terminar, te ponen en la mesa tres botellas de orujo diferentes para que te tomes un chupito o los que quieras. A mi este tipo de detalles me encantan.
La carta de vinos es espectacular ya que cuenta con más de 400 referencias en las que por supuesto los Ribera del Duero tienen protagonismo. El menú te incluye una botella cada dos personas de el vino de sus propias bodegas, el roble de El Lagar de Isilla que a mí me gusta mucho.
El servicio es muy profesional y amable y muy dispuestos para resolverte todas las dudas.
Sin duda un lugar para recomendar y al que sin duda volveré en mi próxima visita a Aranda Duero.
Valoración – 8/10
Me encanta este restaurante. Siempre que voy por Aranda me dejo caer por allí aunque sea solo para picotear. Este año quiero ir un fin de semana al hotelito