Lugar: Restaurante Alabaster
Dirección: Calle Montalbán 9 – Madrid
Teléfono: 91 512 11 31
Web: www.restaurantealabaster.com
Esta semana vamos con una de las novedades en la cartelera madrileña que abrió sus puertas en el barrio de los Jerónimos hace apenas unas semanas de la mano de la familia García, propietaria del restaurante Alborada de A Coruña que ostenta una estrella Michelin y que rápidamente ha comenzado a sonar con fuerza.
Su carta busca unir tradición y vanguardia manteniéndose fiel a las raíces gallegas y donde los pescados llegados cada día desde Galicia son protagonistas.
El local está dividido en dos partes que obedece a dos conceptos gastronómicos diferentes, una zona más informal a la entrada donde se puede tapear en su barra o mesas altas de madera y a continuación el restaurante, mucho más formal y elegante que está dividido a su vez en dos salones con capacidad para 65 comensales que es donde comimos nosotros.
Decoración muy bonita, moderna con predominio de colores blancos y grises, con mesas amplias con perfecta separación y desde donde puede verse su acristalada bodega. Fuimos a la hora de la comida y se percibe un ambiente señorial con un comensal medio de traje.
En tal ambiente nos llamó la atención que no te recogiesen los abrigos y que los tengas que colgar en la silla. Posteriormente vimos a gente recoger sus abrigos por lo que dedujimos que había sido otro de los múltiples despistes que hay en la sala.
Optamos por tomar el menú degustación y en uno de los dos pedimos un cambio de plato y no hubo ningún problema.
El restaurante Alabaster maneja una gran materia prima con buenas ejecuciones salvo alguna excepción que paso a detallar a continuación.
Comenzamos con un aperitivo de salmón marinado con queso y kikos presentado en una lata de conservas. Bien para empezar.
Como primer entrante, carpaccio de gambón con erizo de mar, aliño de cilantro y mahonesa de rocoto. Visualmente esplendido aunque de ejecución imperfecta ya que además de estar pasadísimo de sal, la buena armonía que crean el gambón y el erizo queda desequilibrada con el aliño.

Carpaccio de gambón y erizos
En el segundo entrante pedimos cambiar una de las raciones de alcachofas y acertamos sobremanera ya que si bien las alcachofas fritas con crema de patata trufada e ibérico estaban muy buenas, el huevo perigourdine con foie, tierra de boletus y focaccia es espectacular hasta el punto de hacer barquitos con el pan. Y si hago barquitos salgo contento.

Alcachofas fritas con crema de patata trufada e ibérico
Como platos principales, primero el pescado en forma de una merluza de Burela al pil-pil de lima limón y después la carne con un jarrete de cordero con guiso de trigo, morcilla y salsifí.

Huevo Perigourdine
La merluza perfecta de punto y sabor acompañada de una mayonesa con toques de lima que estaba muy bien también.

Merluza de Burela con pil-pil de lima limón
El cordero fue el otro platazo de la velada, estupenda materia prima, perfecto de cocción y de punto y con una textura melosa magnífica. Hace unas semanas que no tenía la más remota idea de lo que era el salsifí y la semana pasada en Santceloni y hoy aquí lo he tomado con una carne y en ambos casos de matrícula de honor. Es un tubérculo.

Jarrete de cordero con guiso de trigo, morcilla y salsifí
De postre, una tarta fina de manzana con helado de frambuesa sin demasiada gracia.

Tarta fina de manzana con helado de frambuesa
Tiene una carta de vinos amplia de rango medio-alto con múltiples referencias entre los 20 y 30 euros. Nosotros regamos la comida con un Barbazul de Arcos de la Frontera que estaba muy subido de precio (22 euros)
El servicio es lento, parsimonioso y muy descuidado. Había leído buenas referencias sobre la sala pero a nivel particular cuando voy a un restaurante me da igual el curriculum que tengan sino que quiero que me atiendan bien y cuando pido una botella de vino quiero bebérmela con la comida no entre el postre y el café como así fue.
Siempre digo que cuando una sala no es capaz de estar pendiente de las copas de vino y agua es mejor que dejen las botellas en la mesa que no hay nada más desesperante que tu copa vacía y tus botellas en una mesa a 4 metros y nadie que te la sirva.
El precio de la comida con vino, menú degustación y café fueron 63 Euros por persona que me parece adecuado teniendo en cuenta el gran nivel de la materia prima con las salvedades anteriores.
Una cocina de gran nivel con platos exquisitos que necesita algún ajuste que otro pero que sin duda merece ser recomendada. Cuando la sala alcance el nivel de la cocina será un gran restaurante.
Valoración – 7/10
Soy gallego y vivo en Madrid hace años y mas allá de que el servicio sea flojete que lo es, ni el producto ni la forma de elaborarlo me parecen nada del otro mundo y lo que si me parece es que hay mucha “modita” y mucha tontería en Madrid y este sitio está en esta categoría.
Sobrevalorado. Ni me pareció tan buen producto ni me parece que el precio sea ni de lejos lo que debería costar este sitio . Muy caro y muy normalito
Creo que ha ido evoluiconando muy bien tras el periodo inicial de rodaje y ahora mismo es una de las opciones mas consolidadas en Madrid