Lugar: Restaurante La sopa boba
Dirección: Plaza de Guadarrama 9 – Alpedrete
Teléfono: 91 850 63 70
Web: http://www.restaurantelasopaboba.com/
Con la llegada de la Primavera y del buen tiempo los madrileños comenzamos a mirar con mayor frecuencia a la sierra como objetivo de nuestros planes de ocio. Y en esta casa cuando hablamos de ocio, de manera directa o de forma colateral lo hacemos de gastronomía.
Si históricamente cuando pensábamos en ir a comer a la sierra lo asociábamos a la cocina tradicional y a los asadores, cada vez más el comensal busca sorpresa y creatividad y si hace unos meses os mostraba el divertido concepto del recientemente galardonado con estrella Michelin, Montia, hoy os voy a hablar de la creatividad ilimitada de Fernando Limón en su restaurante de Alpedrete, La Sopa Boba.
Fernando Limón es un extremeño hecho a sí mismo, entrañable, autodidacta y enamorado de Japón. Es está pasión por el país del sol naciente la que te hace entender gran parte de su cocina, sus ingredientes (algunos de ellos traídos de sus viajes) y su forma de mostrar sus platos.
La Sopa Boba se encuentra en la localidad de Alpedrete junto a Guadarrama a unos 45 kilómetros de Madrid por la Carretera de La Coruña (A-6)
Una vez llegado al restaurante se aparca sin problema en la puerta y accedemos a un agradable local, muy luminoso y con predominio del color blanco. Tiene una capacidad para unos 50 comensales aproximadamente y la separación entre sus mesas es correcta.
Si bien podéis echar un vistazo a la carta, yo os recomiendo que le pidáis a Fernando que os componga un menú degustación sobre la marcha teniendo en cuenta vuestras preferencias. Eso es lo que hicimos nosotros en nuestras dos visitas a La Sopa Boba y a continuación os muestro algunos de los platos que pudimos probar.
La cosa empieza con fuerza desde el primer momento ya que aperitivos como el bombón relleno de aceituna, anchoa y vermú o el dashi con dimsun de cerdo ibérico y gambas nos muestran que la cosa va en serio.
Tras dos visitas a La Sopa Boba no sabría elegir con que entrante quedarme pero si que tengo claro que repetiría casi todos ellos, creo que es en esta parte junto con los postres donde Fernando Limón se hace más grande.
El primer entrante que probé fueron las sardinas marinadas en tomillo y ahumadas en la propia sala y que acompaña con guacamole. Sencillo, visual y rico.
No dejéis de probar el jamón ibérico de atún casero que preparan y que acompañan con salicornia y gelatina.
Otro de los platos estrella tanto por su sabor como su presentación es el salmón de Alaska ahumado en cafetera con salsa de soja y sisho.
El único plato que he repetido en las dos ocasiones y con eso creo que lo digo todo han sido las vieiras envueltas en panceta ibérica con enoki y salsa de tamarindo.
Siguiendo con el modo show cooking en la sala, Fernando Limón prepara la llamada sauna de pez escolar, un pescado similar al pez mantequilla que cocina con algas y ponzu en una cazuela en la que hay piedras volcánicas que hacen el efecto sauna. Todo un espectáculo.
Llega la hora de engañar a la vista y lo hace a modo de huevos fritos con morcilla y setas shitake donde haciendo un trampantojo nos encontramos con un arroz negro relleno de calamar haciendo las veces del embutido y acompañando con las partes del huevo por separado.
Mencionaba anteriormente la predilección de Fernando por los ingredientes japoneses y en este plato tenemos una muestra en la mesa con unos buñuelos de pulpo y jengibre a los que corona con bonito seco rallado que se ha traido de allí que le da un toque interesantísimo. Lo acompañan de una mayonesa de especias.
En los platos principales la carta se radicaliza y llega el turno de las avestruces, los bisontes, los canguros o los antílopes ya que otra de las especialidades de la casa son las carnes exóticas. Yo en ambas visitas he optado por algo más comedido dentro de lo que cabe y sobre todo por mi afición al rabo de toro que hizo que no quisiera irme sin probar la versión con chipirones que tienen en La Sopa Boba. He de reconocer que en este producto me quedo con la versión tradicional.
Y no os podéis ir de La Sopa Boba sin probar al menos uno de sus postres, o dos o tres…..y es que en pocos sitios le dan tanta importancia a un buen postre con una bonita presentación como aquí.
Puesta en escena y locura por el chocolate con la maceta que lleva chocolate en diferentes texturas y que acompañan con una regadera de maracuyá para ir agregando al gusto.
O si preferís trampantojo a los postres, pedid el “perrito caliente” donde el pan se emula con fartons y la salchicha es de frambuesa.
Quesos, piruletas de yuzu, helados y sorbetes forman parte de una interesantísima carta de postres que hace las delicias de los amantes del dulce.
La carta de vinos es más que correcta con referencias de aquí y de allá a precios de mercado pero donde el protagonista para mi gusto es el vino que hacen ellos, un vino tinto de la tierra de Extremadura y que se llama “El gitano pelirrojo esperando solo en la sala de urgencias” . Para los que les guste tomarse una copita después de comer, merece la pena probar los Gin tonics de la ginebra que destilan en la casa a los que añaden hielos de tónica con sabores. Los que he probado yo de cítricos y de hinojo estaban muy buenos.
El servicio es muy bueno, no en vano como jefa de sala está Teresa Serralta, esposa de Fernando Limón que te explica cada plato al detalle y te hace sentir como en casa.
El precio de una comida con vino está en torno a los 35 Euros aproximadamente que me parece una relación calidad precio insuperable para el nivel de la cocina que sirven. Sin duda un restaurante para conocer y al que ya tengo ganas de volver.
Buenísima recomendación!!
Que gran descubrimiento. El local me dejó algo frío pero la comida muy divertida y original
Platos curiosos, pero buenos, es una pena que el cocinero tenga trato con el publico , nosotros no pudimos terminar de cenar debido a insolencia. SE LE VA LA CABEZA.