Lugar: Restaurante La Gamella
Dirección: Calle Alfonso XII 4 – Madrid
Teléfono: 91 532 45 09
Web: www.lagamella.com
Esta semana recuperamos La gamella, un clásico de los 90 al que no iba desde entonces y al que desde hace tiempo tenía curiosidad por volver para probar su versión del steak tartare.
La gamella se encuentra situado en una ubicación privilegiada frente al Retiro y a pocos metros de la Puerta de Alcalá y muy cerca de otros clásicos de la capital como Horcher o Viridiana.
Un restaurante que abrió sus puertas en el año 82 de la mano del estadounidense Richard Stephens en la localidad de Navalagamella en la sierra madrileña para posteriormente en el año 88 trasladarse a la ubicación actual en la calle Alfonso XII, en una casa del Siglo XIX que vio nacer a Ortega y Gasset. Desde la jubilación de Stephens, Fernando Legido que trabajaba en el restaurante y Theresa Fedel se quedaron con el restaurante y lo regentan.
La gamella se ha adaptado a los tiempos y ha buscado una cocina contemporánea sin perder sus raíces gastronómicas y manteniendo las tradiciones americanas más señaladas como el día de Acción de Gracias o Halloween así como durante gran parte del año sirven el típico brunch neoyorquino. Yo reconozco que mi vena friki-americana de mis años de juventud por aquellas tierras se viene arriba con estas cosas.
Una decoración original y colorida que hoy llamariamos “vintage” le confiere un carácter especial al salón que lo diferencia de los mil y un locales cortados por el mismo patrón que encontramos hoy en Madrid.
Un cuadro con el retrato del fundador del restaurante preside la sala principal que tiene capacidad para unos 40 comensales. Tienen además un reservado para 10 personas en la planta inferior.
Una agradable crema fría de puerros como aperitivo con la cerveza y cesta de panes surtidos como piedra de toque.
Como entrantes comenzamos con una lasagna fría de verduras , un plato colorido y de bonita presentación que lleva tomate, pimiento, aguacate, salsa de tomate y salsa de pesto. Muy equilibrados los sabores y muy rico.
Más flojas fueron las empanadillas americanas de centollo con salsa remoulade. La salsa está muy bien pero las empanadillas no dicen demasiado. Posiblemente fue error mío de previsualización mental del plato que asocié al característico pastel de cangrejo típico americano.
Como principales, comenzamos con el steak tartare al que le añaden unas gotas de Jack Daniels y le otorga una personalidad diferente que además se equilibra perfectamente con el resto del aliño. Lleva salsa Perrins, tabasco, soja, sal, pimienta y mostaza. Te lo dan a probar hasta encontrar el punto optimo de alegría. Tienen también la versión clásica del steak tartare y me gustó el detalle de darte a probar las dos versiones antes de pedir para que eligieses con conocimiento de causa. Lo acompañan de unas crujientes patatas fritas y pan tostado.
El otro principal que pedimos fueron los tacos mexicanos de merluza, salmón y mango con mayonesa de cilantro. Una combinación deliciosa que volvería a pedir sin duda.
De postre optamos por dos clásicos que podrías encontrar en la mayoría de los restaurantes pero la clave es simple, son caseros y están muy buenos.
La tarta de queso al estilo neoyorquino con helado de fresitas donde la tarta tiene un grandísimo nivel, de las mejores que he probado en Madrid pero que el helado no acompaña demasiado.
El brownie de chocolate y avellanas con helado de pistacho y crema de chocolate blanco está sencillamente perfecto y haría las delicias de cualquier amante de este postre.
La carta de vinos es corta aunque suficiente y con la presencia a buen precio del Penta de Pagos del Vicario por el que siento especial debilidad.
El servicio es muy atento ya que el propietario atiende en primera persona y eso se nota a la hora de explicar los platos y las historias sobre el establecimiento.
El precio de una cena con vino y postres está en torno a los 35 Euros por persona que me parece una muy buena relación calidad precio, si bien hay que apuntar que hicimos la reserva a través de una plataforma online que incluía un descuento pero en el propio restaurante tienen un menú que incluye cualquier plato de la carta y se queda más o menos igual en precio.
Un restaurante que incluyo entre las recomendaciones del blog y al que volveré sin duda a probar el brunch cuando llegue el Otoño.
Hace años que yo tampoco voy por allí y me alegro de que siga funcionando bien. Los platos tienen muy buena pinta y al sitio yo le tengo mucho cariño